«En una cultura ideal, todas las prácticas saludables tendrían una base totalmente racional. Pero esa cultura está muy lejos. Así que en nuestra cultura, tal como la encontremos, tenemos que buscar prácticas saludables donde las encontremos, o inventar las nuestras propias
. Mientras hacemos esto, debemos tener en cuenta una filosofía racional. Deberíamos intentar, en la medida de lo posible, disfrutar de los aspectos racionales y beneficiosos de la práctica en cuestión, evitando al mismo tiempo sus aspectos irracionales o perjudiciales».
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